TIPI HEDREN, NUESTRA CONTEMPORÁNEA
Para Eugenia Nino.
Resulta asombrosa la cantidad de cosas imposibles de saber que puede llegar a
saber un biógrafo. El de Hitchcock, por ejemplo, Donald Spoto, siempre me pareció un
conocedor alucinante de detalles de la vida de su biografiado. Porque algunas de las cosas
que Spoto sabía no se comprende cómo pudo haber llegado a conocerlas: aseguraba, por
ejemplo, que un día Hitchcock se había preguntado a sí mismo qué era en arte lo
contemporáneo y qué no lo era.
¿Hitchcock preguntándose esto? Según Spoto, Hitchcock se lo preguntó a sí
mismo en el curso de la famosa fiesta en la que conoció a Tipi Hedren. Se lo preguntó
poco después de conocer a la actriz, aunque a los cuatro segundos ya lo había olvidado.
¿Cuatro segundos? ¿Cómo es posible? Si lo olvidó de forma tan fulminante, ¿cómo Spoto
pudo llegar a enterarse de algo que sólo Hitchcock, que lo olvidó enseguida, podría
haberle explicado?
Y sin embargo, Spoto no mintió. Porque cuatro segundos dan para mucho. Spoto
pudo saber que a los dos segundos de preguntarse Hitchcock aquello a sí mismo, aquella
pregunta se la trasladó –seguramente para potenciar su bien alcanzada fama de hombre
interesante- a Tipi Hedren. Y ella, en lugar de olvidarlo, lo contó años después a todo el
mundo, incluido Donald Spoto.
Hedren no olvidó aquella pregunta hitchcokiana porque, de hecho, era una
cuestión que venía preocupándole a ella desde hacía años: ¿qué era lo que podía
verdaderamente ser considerado contemporáneo? ¿Lo era ella, por ejemplo? ¿Se podía
vivir no siendo una contemporánea?, etc, etc.
Quizás fueran las propias ondas mentales de Hedren las que alcanzaron de lleno
al propio Hitchcock y le hicieron a éste hacerse aquella pregunta, tan anómala en él.
-Miss Hedren, ¿qué es contemporáneo en arte y qué no lo es?
Ella debió pensar: es lo mismo que me estaba preguntando yo ahora.
Sea como fuere, el hecho es que Hitch se preguntó aquello y que, nada más
hacerlo, inmediatamente lo olvidó. Tipi Hedren, en cambio, siguió preguntándose por lo
contemporáneo durante años. Y un día, en una exposición de pinturas en Los Ángeles,
habiéndole un periodista preguntado qué opinaba de aquel arte tan contemporáneo que se
exhibía en la sala, se vengó de Hitchcock y de la persecución sexual a la que por un
tiempo éste le había sometido y dijo que aquellas pinturas le hacían recordar que el gran
Hitchcock era un hombre que sufría al sentirse anticuado, lo cual no dejaba de ser una
preocupación absurda, pues -tan sagaz como era aquel hombre- debería haber caído en la
cuenta de que ser contemporáneo no era estar a la moda.
-¿Ah no? ¿Qué es pues?
Y Hedren entonces pensó su respuesta.
-Es sentir un desfase con tu época y acabar criticándola con dureza.
-¡Tipi! –gritó escandalizada una amiga.
-Porque, por paradójico que pueda parecer –continuó Tipi- sólo perteneces del
todo a tu tiempo si notas ese desfase, esa anomalía, esa falta de completa conexión con el
presente.
Sabias palabras, si se me permite decirlo.
Quizás esto Tipi no lo supiera, pero Nietzsche mismo, por ejemplo, fue
contemporáneo porque no coincidió con la época que le tocó vivir, ni se adaptó a sus
pretensiones. Justamente por ello, a través de esta diferencia y de este anacronismo, fue
capaz más que los demás de percibir y entender su época.
Yo creo que Tipi, quizás inspirada por el propio Hitchcock, que a su vez se había
inspirado en ella, sabía muy bien lo que decía. Porque yo también creo ver que la
imposibilidad de adaptarse no significa que “contemporáneo” sea aquel que vive en otro
tiempo, un nostálgico que se sentiría mejor en la Atenas de Pericles o en el París de Scott
Fitzgerald. No. Y no. Y no. Un hombre inteligente puede detestar su tiempo, pero sabe
que no puede escapar de él.
La contemporaneidad es adherirse a nuestro propio tiempo, pero, a la vez, tomar
distancia del mismo. De hecho, aquellos que coinciden completamente con su época y
concuerdan en cualquier punto con ella, no son contemporáneos, pues, justamente por
ello, no logran verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella.
Enrique Vila-Matas, 27 de febrero 2015.
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