domingo, 22 de noviembre de 2015

Presentación del libro HELOÏSE PERFUNDET OMNIA LUCE (ELOISA LO IMPREGNA TODO DE LUZ)




                        Carmen Oliart y Milagros Rivera durante la presentación del libro.





«...Dudo que alguien pueda leer o escuchar tu historia sin que las lágrimas afloren a sus ojos. Ella ha renovado mis dolores, y la exactitud de cada uno de los detalles que aportas les devuelve toda su violencia pasada. Mi sufrimiento ha crecido al ver tus pruebas ir en aumento. Henos aquí a todas, reducidas a desesperar de tu vida misma y a aguardar, con el corazón tembloroso y el pecho sobresaltado la noticia de tu asesinato...»

Así, surge el primer argumento al cual Eloísa recurre para convencer a Abelardo de la imperiosa necesidad de sus palabras: Ya que él la ha dejado caer en la pesadumbre; y dado que Eloísa y las mujeres del Paraclet son las únicas que le restan, fieles al extremo de disponerse a sobrellevar la injuria y la desolación que el mundo ha descargado sobre sus espaldas: se conjura la palabra, como alianza urgente que Abelardo puede y debe: corresponder.

La frecuencia, será el contorno temporal de la petición de Eloísa. A través de la carta, se insistirá en esta asiduidad casi ritual con que las palabras del amado debieran advenir. Palabras ocasionales, eventuales no conseguirían compensar los débitos del amor. De este modo, una vez consagradas las palabras, des-cubren la presencia tanto de quien subscribe como de quien es objeto de su dedicatoria; más allá del fondo del discurso y de sus consecuencias, se invoca la palabra como demostración de no haber sido expurgada, abandonada a los pliegues del olvido.

Séneca es la primera autoridad pagana citada en las cartas. El gran filósofo estoico, llega a través de sus palabras a confirmar el tercer argumento de Eloísa: El placer de encontrarse, el delirio de fundirse podrían aún acontecer a pesar de la lejanía.

El lenguaje forjado en cartas, concede la oportunidad de contemplarse, tentarse, retornar el uno al otro. «Es como si tuviera palabras a guisa de dedos, o dedos en la punta de mis palabras».

La distancia puede ser derogada por el lenguaje. Las palabras podrían incluso traspasar espacios recelosamente clausurados, burlando la sentencia eterna de la separación. las cartas despliegan una imagen viviente, precisamente porque son una manifestación tempestiva del ser que se dice en ellas.

«...Mi bienamado, el azar acaba de hacer pasar entre mis manos la carta de consuelo que escribiste a un amigo. Reconocí enseguida por la letra que era tuya. Me lancé sobre ella y la devoré con todo el ardor de mi ternura: puesto que he perdido la presencia corporal de aquel que la había escrito, al menos las palabras reanimarían un poco su imagen en mí...» (Eloisa)

Heloïse perfundet omnia luce, "Eloisa lo impregna todo de luz", escribe Milagros Rivera, es el nuevo lema  que el tapiz propone a la Universidad de Barcelona, siendo el actual Libertas perfundet omnia luce. El nuevo lema recuerda que en el alba de la universidad, Eloisa tuvo la genialidad de soltar un nudo de la luz en la historia del amor y en la historia del conocimiento. Lo hizo amando a Abelardo por su sabor y por su saber, es decir, por su sabor como hombre y porque sabía filosofía.


... «Y no temo a los cantos mortales de las sirenas. ¡Ante la tempestad no temblaré! Los vientos podrán soplar sin que yo me agite. Yo estoy hecho sobre roca firme..." (Pedro Abelardo)








martes, 10 de noviembre de 2015

TOLSTOI, LA INFIDELIDAD



Tolstoi, Carlos García-Alix

Cárcel de amor
Cenizas de amor, Juan Antonio Mañas

La sonata a Kreutzer, Almudena Armenta

La felicidad conyugal, Almudena Armenta


Desazón. Añoranza,.
 Sonata de hielo. Tres corazones, Mariana Laín


El roce furtivo.
 La carta. La duda, Mariana Laín


La zona ilegal, Iker Serrano


Máscaras en la oscuridad. El tesoro oculto, Iker Serrano


Narvskaya. San Petesburgo, Andrea Santolaya


Noche en la estación, Damián Flores


Joven con abedules, Mariana Laín


Amor en la nieve, Mariana Laín


Tolstoi, Carlos García-Alix

                                                       
                                                           Anna K., Cristina Ruiz Guiñazu


La herida. Horizon, Cristina Ruiz Guiñazu


Pat Andrea 



L´ínfidéle, Pat Andrea


Atormentada, Brigitte Szenczi

Ida sin vuelta. Brigitte Szenczi







"Lev Nikolaevich TOLSTOI. Obras Completas" 1ªedición..Tomo 2
El LISSITZKY
Moscú 1928

RETRATO  DE ANA KARENINA

Imagino que suena una música de Stravinsky, quizá Pájaro de fuego.
Imagino que suena una música de Stravinsky, quizá Pájaro de fuego, mientras fumo lentamente un oloroso Lusitania de Partagás.
 Imagino que suena una música de Stravinsky, quizá Pájaro de fuego, mientras fumo lentamente un oloroso Lusitania de Partagás, una tarde luminosa de una ciudad sin nombre.
Imagino  ese escenario de música y humo azul como el ideal para la lectura de Ana Karenina, una novela que escribió el conde Tolstoi pensando en una hija del poeta Pushkin.
Imagino ese escenario para la lectura de una novela que hoy celebramos junto a un grupo selecto de artistas inspirados.
 La música  de Stravinsky y el humo azul del Lusitania de Partagás, son los imaginarios acompañantes de un personaje de novela que puede ser evocado hoy como un ícono de la infidelidad.
Imagino un retrato de Ana Karenina como un icono ortodoxo ahumado por los cirios. La recuerdo por una mota de oro en la pupila, como el retrato de  Teodora que imaginó Lawrence Durell en un poema.
Lo imagino como Durell. Inmerso en esos inestables deseos que conturban la carne. Una mota de oro en la pupila de un ojo.
Imagino el ojo del retrato con su mota de oro en la pupila. El acechante ojo que me persigue cuando suena una música de Stravinsky y el humo azul del Lusitania envuelve el rostro ortodoxo  de  Teodora.  El rostro ortodoxo del icono de Karenina. Frente a frente.
Pero a la música la sigue el silencio. Y después el ruido sordo de un tren agazapado en la noche. Y un cuerpo pálido de mujer arrollado por una máquina ciega que no conoce el perdón.

MARCOS-RICARDO  BARNATÁN